¡ESCOGE LA VIDA!

5/01/2008

Margaret comienza la apertura del 18 Capítulo General animando a tomar conciencia del tiempo al que pertenecemos y haciendo alusión al documento: “Mirando al futuro” en el que todas participamos y pedíamos una Vida religiosa que promueva valores alternativos, que no se cierre en sí misma, sino que, centrada en los demás, favorezca a la gente pobre y que sufre en nuestro mundo; vida religiosa abierta a caminos nuevos de comprensión del mundo y que no tema compartir el Carisma.
Sólo las instituciones que están atentas a los signos de los tiempos y se adaptan a ellos en consecuencia, pueden sobrevivir. Esta adaptación debe proceder de un profundo nivel de fe como dice el autor de la carta a los hebreos: debemos tener fijos los ojos en Jesús autor y guía de nuestra fe. (Heb 12,2). Nuestro Fundador, verdaderamente consciente de los grandes cambios existentes en la sociedad de su tiempo, nos instaba constantemente a amar, buscar y desear a solo Dios en todas las cosas, a ejemplo de Jesús, María y José. Inherente a ello estaba no sólo la llamada a permanecer atentas al contexto, sino a centrarnos en Dios y poder discernir la respuesta que el Espíritu nos invita a dar.
Margaret hace alusión a la falta de vitalidad en algunos miembros del Instituto, pero también resalta la audacia de otros, y la necesidad que muchas hermanas han expresado de vivir más profundamente nuestra espiritualidad, de beber de nuestras fuentes y así ir transformando nuestra manera de vivir la vocación apostólica o contemplativa.

No podemos distinguir claramente hacia donde vamos o cual será nuestro futuro, pero sí podemos saber y creer que nuestro Carisma tiene algo que decir a nuestra sociedad. Pero si de verdad queremos “escoger la vida”, tendremos que luchar contra la mediocridad y la superficialidad, renovando el deseo profundo de vivir apasionadamente nuestra vocación.
Como todas sabemos, el debilitamiento del elemento fe, la pérdida del entusiasmo inicial que nos llevó a elegir la vida religiosa, puede ser causa de un sufrimiento grande para las personas y tiene un impacto fuerte en la vida de comunidad y en la misión. (Margaret señala algunos aspectos que se pueden leer en el documento completo)

Frente a nuestra realidad, tenemos que elegir: escuchar y responder al movimiento del Espíritu en la vida religiosa actual, en nuestro Instituto y en nuestro mundo.
Seguidamente hace alusión a los elementos que nos hacen vulnerables en los cuatro Continentes.
Escoger la vida” es estar abiertas a la transformación que no consiste sólo en la estructura, sino que se refiere a la misión, al por qué de nuestra existencia. Cuando las hermanas pierden de vista el “por qué”, pierden el interés y nos domina la apatía, la negatividad, la búsqueda de compensación, o el activismo. Nuestro futuro y nuestra credibilidad dependerán del nombre y rostro que pongamos a los retos actuales, en espíritu de discernimiento.

Constata cómo está creciendo la conciencia de que somos parte del Instituto/Familia y que es el Instituto/Familia quien determina la verdadera existencia de cada entidad y nombra algunos puntos que ayudan a crecer aún más.
Anima a no desanimarnos al considerar el contexto, a tomar conciencia que del mismo modo él influye en nosotras, nosotras influimos en él y hace caer en la cuenta, haciendo alusión a Leonardo Boff, que estamos en una nueva edad ecológica, con una nueva civilización y que para hacerla realidad, debemos cambiar nuestra manera de pensar, de relacionarnos con el mundo entero. El universo es un todo interconectado (Albert Notan).

Existe una necesidad de “abrir” en todo nuestro ser la necesidad de ser informadas y abiertas al poder transformante del Espíritu que actúa en y a través de los nuevos descubrimientos.

Estas llamadas son algunos de los signos de los tiempos que tenemos que escuchar y responder confiando en que cuando nos entregamos a Dios, Él llena nuestro corazón y hace que nuestra vida sea fecunda para el servicio del Reino (Const.Art.21). También alude al artículo 111.
Concluye diciendo que en el fondo de todo está la importancia del discernimiento (…) actitud a la que invita estos días, para colaborar con Dios en el fabuloso plan divino; que toda la humanidad y toda la creación sean una.

Y termina con la oración preparatoria al Capítulo: Que sepamos escuchar tu voz, y nos dejemos transformar por tu amor para ir a lo esencial. Que Jesús, María y José nos acompañen en nuestro caminar.

(Tienes más información en la Web, apartado Documentos del Capítulo General)

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