Hoy el día es diferente a todos, por eso también la hora de comienzo es diferente. A las 9:00 nos encontramos en la Sala Capitular y oramos juntas. Se invita a danzar libremente con un canto dirigido al Espíritu, pero se ve que los cuerpos están aún dormidos o avergonzados, por los pocos días que llevamos juntas. Perecíamos pegadas al suelo.
“Dejaos conducir por el Espíritu”, dice San Pablo. Se nos anima a estar atentas a la voluntad de Dios, a dejarnos ser mediadoras del Espíritu Santo. Esto será favorecido por:
La indiferencia o libertad interior: desear conocer el querer de Dios.
La fe en la acción del Espíritu Santo en una misma y en las demás.
La oración personal escuchando las mociones interiores.
La capacidad de compartir la experiencia vivida en la oración.

Somos invitadas a ponernos juntas en marcha. Frente a nuestra ansiedad preocupada y temerosa ante lo desconocido, Dios nos llama a la serena audacia de confiar. Es el Dios de la vida nos urge a “escoger la vida”.
Lecturas:
Salmo 5,2-9.12-13
Rm 8,26-28

El momento de las peticiones, acción de gracias al Espíritu Santo se hace largo, pero sereno. El Espíritu está moviéndonos por dentro y así lo dejamos expresar.

El Padre Nuestro siempre es impresionante escucharlo en tantas voces diferentes, en tantas palabras diferentes, en tanto sentido junto.

Terminamos con esta oración:

¡Espíritu de amor, Espíritu de vida, Espíritu de Dios! Anima nuestros corazones.
Tú nos urges a emprender el camino. Nos llamas a abrir el corazón y la mente para recibir de ti la luz que nos transforme y nos dé energía. Haznos receptivas para acoger la acción de tu amor en nuestra vida y en la vida de las demás. Confiamos en el poder de tu presencia en nosotras a lo largo de estos días y en todos los días de nuestra vida. AMÉN.

Después de este momento Mª Dolores Sanzberro (contemplativa) ha orientado el día de retiro. Si queréis participar con nosotras, acompañarnos… aquí tenéis el retiro completo (pincha en la palabra retiro).