¡ESCOGE LA VIDA!

3/23/2008

Teniendo en cuenta lo que hemos vivido y experimentado, discernimos el tema del Capítulo:
¡ESCOGE LA VIDA!

El libro de la Escritura que ha inspirado este tema
es el Dt 30, 19-20:
"Escoge la vida, para que vivas,
tú y tu descendencia amando a Yahveh, tu Dios,
escuchando su voz,viviendo unido a Él".
Estas palabras fueron dirigidas al pueblo hebreo después de su salida de Egipto y de la travesía por el desierto. Muchas veces durante el éxodo sintieron la tentación de perder la esperanza y volver al lugar de la esclavitud. Cuando se acercaron a la tierra prometida se enfrentaron de nuevo con su propio miedo de arriesgarse a entrar en una tierra desconocida; algunos desearon volver a la seguridad de lo conocido.

Es entonces cuando la Palabra de Dios se dirige al pueblo hebreo, fuerte y directa; una llamada a escoger entre la vida y la muerte, entre el camino que conduce a la fertilidad, a mayor intimidad con Dios, o el que conduce de nuevo hacia la esclavitud y la muerte. La llamada es clara: si quieren pasar su espíritu a las futuras generaciones, si quieren vivir como pueblo, tienen que aventurarse a escoger la vida y no dejar que otros lo hagan en su lugar. Dios desea hacer una alianza con ellos, pero necesita su respuesta libre. Es una llamada a dejar los falsos dioses, a los que estaban encadenados.

Podemos encontrar ecos de esto mismo en nuestras propias vidas. Hemos recorrido un largo camino en el proceso de renovación de nuestra vida religiosa, hemos elegido la vida muchas veces a lo largo del camino, hemos atravesado también momentos de desierto y algunas veces tememos el próximo paso a dar. Podemos encontrarnos en una situación parecida a la del pueblo hebreo: cuando nos instalamos y nos resistimos al cambio, cuando miramos hacia atrás con nostalgia y añoramos el pasado, cuando no queremos caminar hacia la actualización de la vida religiosa para hoy, cuando queremos más bien permanecer en el status quo, cuando cerramos los ojos a las decisiones que se necesitan tomar ahora para el futuro, cuando ignoramos la llamada a profundizar en nuestra espiritualidad y vida para la misión, cuando permanecemos bloqueadas en nuestra propia vida, adheridas a nuestras seguridades, a situaciones malsanas, a nuestro individualismo o a otros muchos “ismos” que pueden controlarnos o influirnos.

Es ahí, en nuestra vulnerabilidad, donde el Espíritu compasivo de Dios se muestra más activo. Actualmente, nuestra vida de consagradas Sagrada Familia para la misión experimenta muchas dificultades, desafíos, y se presenta ante nosotras esta opción de vida. No hemos de responder con nuestro propio esfuerzo, sino escuchando al Espíritu vivo y actuante con nosotras y entre nosotras. Es una llamada a vivir en profundidad, a redescubrir nuestras prioridades, lo esencial de nuestras vidas, a no temer los caminos nuevos. Enraizadas en lo esencial, podremos responder a lo nuevo con autenticidad, porque tenemos clara nuestra identidad y nuestra misión. Es una llamada a identificar y a dar nombre a nuestros bloqueos, los de nuestras comunidades y de nuestro Instituto, que nos impiden escoger la vida. Es igualmente una invitación a comprender y celebrar la elección que estamos haciendo por la vida.

Durante estos meses que nos conducen al Capítulo os invitamos a discernir qué significa esta llamada: “Escoge la vida”, a nivel personal, en la realidad de nuestras propias vidas, en el contexto de nuestro mundo, de la vida religiosa y lo que significa para nosotras como Instituto. Requiere que queramos vivir en actitud de discernimiento; que confiemos en que Dios nos encuentra ahí donde estamos y nos acompaña entrañablemente con misericordia y amor. Pedimos luz y fuerza para responder con gran apertura a la vida que Dios quiere para todo el pueblo. Jesús dice: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10)
Hay muchos otros textos de la Escritura que pueden ayudarnos a profundizar el tema del Capítulo. Menciono unos cuantos para vuestra reflexión:

1 Reyes 17, 10-16; Juan 4, 10-14; Romanos 6, 4-6; Lucas 4, 18-19; Juan 11, 25-26; Juan 14, 6; Juan 15, 1-8; Efesios 3, 14-19; Apocalipsis 2, 1-5

Cuando consideramos el anterior Capítulo General podemos ver que estamos en el mismo camino; sin embargo, no hablamos de un recorrido linear, sino más bien en espiral; es una misma trayectoria, pero que va más allá y de modo más profundo. La diferencia es que se trata de la urgencia de esta llamada actual que no podemos ignorar si queremos ser fieles al Espíritu de Dios que inspira este deseo para una renovación profunda de la vida consagrada Sagrada Familia, para nuestra misión en la Iglesia y en el mundo de hoy.
Margaret Muldoon
Superiora General
Circular 314